Cuando vi la bici delante de la camioneta me fue imposible frenar. La culpa fue toda suya: la luz amarilla me daba preferencia. No me bajé a echar bronca porque nunca se llega a nada. Seguro me habría querido sacar algún dinero. A esta juventud irresponsable que la mantenga el gobierno. Al llegar a casa me estacioné como siempre, bajé y puse la alarma. Quise abrir, no pude. Atravesé la puerta.
Lilymeth Mena ©
3 comentarios:
A eso llamo yo, un parto sin dolor.
A eso lo llamo yo, cerrajería de urgencia :-)
De lo más desagradable, y muy bien narrado!!!
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