Irrumpió en la tienda con un dilequenomemate al que sólo le faltó Justino. La cara enrojecida, el ojo morado y la sangre me conmovieron. Ni lo dudé. Allí, bajo del mostrador, esperó hasta que se acabaron los dóndeestáentróaquíseguroyolovi a los que no pude responder. Se marchó a la misma velocidad con que pronunciaba sus palabras. Él se quedó acurrucado e inmóvil todo el tiempo que quiso. No me atreví a interrumpir las sacudidas de sus hombros al ritmo que le permitía el llanto. De vez en cuando acertaba yo a escuchar: ¡Nunca debí permitirle que me levantara la mano! ¡Nunca debí permitírselo!
Toñi Ramos ©
7 comentarios:
Supercalifragilisticoespialidoso! muy bueno.
Hermosa foto, Carlos . La muerrte mexicana. Gracias .
Muy bueno, Toñi; me ha gustado.
Los restos de sonrisa que aún se dibujan en mi cara, dan, fe de lo que me ha gustado.
Un saludo
Queridísima Toñi... por qué no te había leído antes?
Otra de las cosas buenas de hacer este taller. :))
esta horrible no le entiendo nada ABURRIDO
uuy si kmo no
Publicar un comentario